Las "Enseñanzas" de los sabios. Literatura y sabiduría en el Egipto de los faraones



Los Textos de Sabiduría constituyen uno de los géneros más singulares de la literatura del antiguo Egipto. Los autores de estos libros (la literatura sapiencial) fueron reconocidos por los egipcios, cuando su tiempo de vida pasó, como hombres “sabios”. Eran hombres merecedores de ser recordados y venerados por los textos que nos habían legado. 

En esos libros, aquellos escritores exaltaban una serie de cualidades como la reflexión, la mesura, la prudencia y el saber escuchar (Borrego Gallardo, 2015, cap. 5, pág. 1) que eran especialmente valoradas por los egipcios cuando se enfrentaban a las vicisitudes de la vida cotidiana. 

Con los Textos de Sabiduría se pretendía instruir a otra persona (usualmente un hijo del escritor) en unos valores culturales, sociales o políticos que los egipcios consideraban como propios, como unos modelos a seguir. Todo parece sugerir que en sus primeros momentos estas enseñanzas se transmitían de un modo oral. Los primeros textos escritos se documentan en el Reino Medio, sobre todo en la dinastía XII. No tenemos constancia de textos escritos en los tiempos anteriores del Reino Antiguo. 

En los nuevos tiempos del Reino Medio sabemos que se hizo necesario ampliar el número de funcionarios y escribas, de modo que era preciso instruir a las personas que habrían de desempeñar esos cargos para que supieran comportarse en la nueva sociedad que estaba surgiendo tras los tiempos turbulentos del Primer Periodo Intermedio. En palabras de Sánchez Rodríguez (2003, pág. 35): 

“A lo largo de toda la historia del Egipto antiguo surgieron manuscritos de carácter sapiencial en los que el autor intentaba legar a un discípulo suyo, la mayoría de las veces su hijo, un conjunto de normas de conducta que le llevaran a alcanzar un alto rango dentro de la corte.” 

Este tipo de textos también se han documentado en otros lugares del Oriente Próximo. En Mesopotamia, desde el III milenio a.C. hay escritos similares (sobre todo proverbios escritos sobre tablillas de barro). Ya en el II milenio se podría citar el Monólogo del justo sufriente, antecedente del bíblico Libro de Job, y el Diálogo del amo y el siervo. En relación con Palestina, no debemos olvidar, en el ámbito bíblico, el Libro de los Proverbios (colección de dichos y aforismos atribuida supuestamente al rey Salomón), el Eclesiastés, el Libro de Job, etc. 

Con respecto a las propias enseñanzas egipcias, usualmente fueron escritas en segunda persona y quien está hablando (un padre, un visir o un rey) se nos manifiesta como un sabio que está aleccionando a otra persona de edad y rango inferior, ya sea un hijo, un funcionario o un príncipe, a los que se brindan consejos para que en su vida diaria actúen de un modo correcto. El contenido de estos textos nos habla de normas de comportamiento social, de la vida de las familias, de las tareas y responsabilidades de los funcionarios, etc. 

A veces, como veremos, en estos libros está acentuado su tono puramente didáctico. En otras ocasiones, los textos nos invitan a la reflexión. 


Máximas de Ptahhotep 

Es un modelo de libro de sabiduría en el que prevalece el aspecto didáctico. Fue escrito en los tiempos del Reino Medio y recogería las enseñanzas de un visir de la dinastía V (reinado de Dyedkara Isesi), tratándose del primer libro de estas características que se ha conservado. El original se encuentra depositado en la Biblioteca Nacional de Paris (Papiro Prisse, datado en la dinastía XII). 

En el libro, Ptahhotep, ya anciano, pide al rey que lo releve en el cargo de visir. Este le indica que antes debe educar a su sucesor. En esta petición real se encontraría la justificación de la creación de este libro de máximas. 

En su epílogo se reivindican las bondades de seguir las enseñanzas que Ptahhotep ha plasmado en el texto. El libro se compone de 37 máximas, 8 epílogos y la conclusión. Se tratan aspectos relacionados con: 

-Normas de vida en general (9 máximas y 1 epílogo) 
-Sobre la relación con otras personas (6 máximas y 1 epílogo) 
-Normas sobre como debe actuar un líder (10 máximas) 
-De la necesidad de actuar según nos indica el corazón (2 máximas) 
-Sobre los hijos (1 máxima y 3 epílogos) 
-Sobre las mujeres y la propia esposa (3 máximas) 
-Sobre la ponderación en el uso de la palabra (2 máximas y 3 epílogos) 
-Acerca de la lucidez y otras virtudes que deben adornar a un hombre justo (4 máximas) 

Reproducimos seguidamente algunas de estas máximas, en la traducción de Sánchez Rodríguez (2003, pág. 35): 

Máxima 1 
De la humildad y el descubrimiento de la palabra perfecta 

“No te vanaglories de tu conocimiento, 
ni te enorgullezcas porque eres un sabio. 
Toma consejo del ignorante de la misma forma que del sabio, 
pues no se ha alcanzado el límite del arte, 
ni hay artesano que haya adquirido su perfección. 
La palabra hermosa está más escondida que la piedra verde, 
pero puede encontrarse en mano de las sirvientas en las piedras de moler.” 


Máxima 5 
Del arte de ser un jefe respetando la regla (de Maat) 

“Si eres un líder 
controlando el destino de muchos, 
busca que todas las acciones (que realices) sean excelentes 
para que en tu gobierno no haya injusticia. 
La justicia (Maat) es grande y su eficacia perdura. 
No ha sido alterada desde los tiempos de Osiris…” 


Máxima 12 
Del reconocimiento del buen hijo 

“Si eres un hombre virtuoso 
y engendras un hijo porque dios tuvo una buena disposición, 
si es recto, sigue tu ejemplo, 
obedece tus enseñanzas, 
su conducta es perfecta dentro de tu casa 
y cuida de tus cosas correctamente 
después de haber hecho todo lo que es bueno, 
es tu hijo, pertenece a lo que ha creado tu ka. 
No debes separar tu corazón de él. 
A veces, una progenie actúa como un adversario: 
si yerra, desobedece tus consejos, 
no aplica tus enseñanzas, 
su conducta es vil dentro de tu casa, 
después de desobedecer todo lo que se le dice, 
balbucea un lenguaje de palabras viles, 
no rinde cuentas y no hay nada en su mano, 
entonces tú lo rechazarás, que no es, ciertamente, hijo tuyo, 
que no ha sido, ciertamente, engendrado de ti…” 


Máxima 24 
Del buen uso de la palabra 

“Si tú eres un hombre excelente 
que se sienta en el consejo de su señor, 
debes concentrarte en la virtud. 
Tu silencio es más útil que la charla. 
Debes hablar después de conocer que puedes aportar soluciones, 
pues es el experto quien debe hablar en el consejo. 
Hablar es el más difícil de todos los trabajos…” 


Instrucción para Kaguemni 

Es también un texto esencialmente didáctico, cuya parte final nos remite al reinado de Huni (dinastía III) y el inicio de Snefru (dinastía IV). 

El documento se nos ha conservado en el Papiro Prisse (dinastía XII), del que ocupa las dos primeras páginas. En este papiro vimos que se nos han transmitido también las Máximas de Ptahhotep, que antes comentamos. 

El texto que ahora nos ocupa se ha conservado parcialmente y nos habla de la necesidad de actuar con modestia en la vida personal, brindándonos diversas normas que regirían en la mesa cuando se reúnen miembros de la élite. El papiro se conserva en la Biblioteca Nacional de París. Habría sido escrito por un visir del rey Huni con destino a su hijo Kaguemni y sus hermanos. 

Reproducimos seguidamente este documento, en la versión de Lara Peinado (1991, pág. 37): 

(El comienzo está perdido) 

“… el hombre prudente prospera y el moderado es alabado… No hables (demasiado). Se afilan los cuchillos contra quien se ha apartado del camino, ninguno avanza expeditamente, si no es a su tiempo. Si te sientas con mucha gente, abstente del alimento que amas; la renuncia solo dura un breve instante, pero la glotonería es despreciable y se la señala con el dedo. Una taza de agua apaga la sed y un bocado de legumbres robustece el corazón. Un solo plato sustituye a un banquete y un trozo pequeño más que mucho. Es despreciable quien tiene un vientre ávido: el tiempo pasa y él ha olvidado a aquellos en cuya casa su vientre se comportó vorazmente. Si te sientas con un glotón, come sólo cuando él haya satisfecho su apetito; si bebes con un borracho, acepta sólo cuando él haya satisfecho su deseo. No te quejes por la carne en presencia de un glotón, acepta lo que te dé. No lo rehúses, entonces se calmará. Al hombre irreprochable respecto a la comida, no le podrá ninguna palabra; sin embargo el rostro se irrita contra el glotón… Deja que tu fama crezca; entonces, sin que tengas que abrir tu boca, recurrirán a ti. No presumas de tu fuerza en medio de tus coetáneos. Guárdate de provocar una oposición; pues no se conoce lo que puede pasar y qué cosa hace dios cuando castiga…” 


Enseñanza de Hordyedef 

Es un texto que debió ser escrito, por sus rasgos estilísticos, en el Reino Medio, si bien nos remite a un hijo del rey Jufu (dinastía IV). En él prevalece también el aspecto didáctico. 

En esta enseñanza, que se destinaba a su hijo Auibre, se nos brindan normas sobre como elegir un buen hogar, saber rodearse de buenas amistades e ir preparando una casa para la eternidad (tumba). El texto fue copiado en dos ostraca del Reino Nuevo, siendo de destacar que Hordyedef fue considerado por los antiguos egipcios, junto a Imhotep, como uno de sus sabios legendarios. 

Veamos la traducción de Lara Peinado (1991, pág. 40): 

“Él (Hordyedef) dice (a su hijo Auibre): Purifícate ante tus propios ojos y procura que ningún otro tenga algo que reprenderte. Si quieres ser un hombre virtuoso, funda una familia: toma una mujer robusta, te nacerá un hijo varón. Construye una casa para tu hijo, como yo he construido para ti el lugar en que estás. Haz excelente tu morada en la necrópolis, haz perfecto tu lugar en el Occidente (Reino de los Muertos, Amenti). Acoge (esta máxima) porque la muerte nos humilla; acoge (esta máxima), porque la vida nos exalta. La casa de la muerte (la tumba) es para la vida. Busca para ti mismo campos bien regados… Elige para él (el sacerdote del culto funerario) una parcela entre tus campos, bien regada cada año. Él te sirve más que tu propio hijo, prefiérele incluso a tu (heredero)…” 


Instrucción de un padre a su hijo 

Prevalece también en este texto su componente de tipo didáctico. Del texto se han conservado copias del Reino Nuevo pero hubo de ser redactado en el Reino Medio. Llama la atención que en este caso el sabio es un personaje anónimo. Solo se dice de él que es “el hijo de un hombre”, de alguien importante, posiblemente. La instrucción se nos ha conservado en el Papiro Anastasi V. 

Del texto se deduce que se destina a un hijo que lleva mal los estudios que habrían de permitirle llegar a ser un escriba, por lo que su padre lo está amonestando. Si elige la vida de agricultor, le dirá, le aguardarán muchos infortunios. 

Nos remitimos nuevamente a Lara Peinado (1991, pág. 160): 

“Me han dicho que has abandonado las letras y que te dedicas a los placeres, que te interesas por los trabajos de los campos y que has vuelto la espalda a los libros. ¿No te acuerdas de la situación del agricultor en el momento en que afronta el registro de (la tasa sobre) la cosecha? Ocurre que los gusanos se han llevado la mitad del grano y el hipopótamo se ha comido lo restante… 

El escriba llega al margen (del campo) y se apresta a registrar (la tasa sobre) la cosecha. Los ayudantes tienen unos garrotes y los nubios varas de palmera. Dicen: Entrega el grano. No hay. Entonces golpean (al agricultor) extendido en el suelo. Le cargan de ligaduras y lo arrojan a un pozo, cae dentro del agua y chapotea con la cabeza hacia abajo. Su mujer es cargada de ligaduras ante él y sus hijos son cargados (también) con ligaduras. Los vecinos le abandonan y huyen. Su trigo se volatiliza. 

En cuanto al escriba, es él quien manda a todo el mundo. No paga impuestos, porque su trabajo consiste en los escritos. No está sometido a tasas. ¡Pon atención!”. 


Instrucción de Kairsu 

Es otro texto de naturaleza didáctica en el que sobresale, en esencia, la idea del servicio fiel al rey, lo que hace que se considere que realmente sería una Instrucción de lealtad al rey. Del texto se han conservado diversas copias de fragmentos, tanto en papiros como en estelas (destaca la de Sehetepibra, del Museo de El Cairo), tablillas y ostraca del Reino Nuevo. 

En el texto destaca esa idea de exaltación de la realeza y se nos presenta al rey como un paladín del orden del cosmos. Se pretende que el lector de la instrucción sea siempre fiel a su rey. 

La estela de Sehetepibra nos remite a un miembro de la nobleza, en los tiempos de la dinastía XII. En ella se ha conservado buena parte del texto de la instrucción, pero lamentablemente no se ha conservado el nombre del autor de la misma, posiblemente un visir. 

La instrucción se desglosa en dos partes. En la primera, se hace una exaltación del faraón, que se nos presente pleno de poder, bondad y sabiduría. La segunda parte del texto nos habla de las relaciones entre los señores y sus siervos aconsejando que estén impregnadas por las ideas de equidad, benevolencia y rectitud en el trato. 

Veamos algunos fragmentos, en la versión de Serrano Delgado (1993, pág. 149): 

“Adorad al soberano Ny-Maat-Ra, que vive para siempre, dentro de vuestro ser. Fraternizad con su majestad en vuestros corazones. Propagad su temor cotidianamente. Hacedle alabanzas en todo momento. Él es el Conocimiento, que está en los corazones, sus ojos escrutando a todos los seres. Él es Ra, bajo cuya dirección se vive. El que está bajo su protección tendrá grandes posesiones. Él es Ra, por medio de cuyos rayos se puede ver. Él ilumina el Doble País más que el disco solar… 

Combatid por su nombre, respetad el juramento (hecho) por él. Absteneos de acciones malvadas. El partidario del rey será un bienaventurado. Pero no habrá tumba para el rebelde contra su majestad; su cuerpo será arrojado a las aguas. No pongáis obstáculos a las recompensas que da. Aclamad la Corona del Bajo Egipto, adorad la Corona Blanca. Honrad al que lleva la Doble Corona. Si hacéis esto, será benéfico para vuestras personas…” 


Enseñanza de Amenemhat I 

Se han conservado diversas copias de su texto, destacando entre ellas el denominado Papiro Millingen. Se incluye dentro de la sabiduría de tipo reflexivo 

En este texto el rey Amenemhat I (Reino Medio) se dirige a su hijo, Senuseret I y llama la atención, ante todo, el hecho de que el soberano ha muerto y es su hijo quién está dirigiendo los destinos del país, de modo que estamos realmente ante una “revelación” escrita desde el más allá. Desde su lugar en el Reino de Occidente, el difunto está hablando a Senuseret I. En otros textos sapienciales hemos visto que lo usual es que el padre aconseje a su hijo para que en su vida actúe de acuerdo con lo que la Maat tiene establecido. En este texto la cuestión es más compleja, ya que el difunto lo que hace es aconsejar a su hijo para que no sea vencido por las amenazas que pesan sobre él. 

Los aspectos más llamativos de esta “revelación”, cuya traducción se puede encontrar en Serrano Delgado (1993, pág. 97), serían los siguientes: 

El rey muerto habla a su hijo de la soledad del poder: el difunto advierte a su hijo de que debe desconfiar de todos. Los hombres son egoístas y viles y debe estar atento a su posible ingratitud. Guárdate, no te fíes, no tengas amigos íntimos, le dirá. No confíes en aquellos cuyo hambre calmaste. 

El rey insiste en los motivos de su desconfianza: él fue asesinado en la noche, cuando su hijo, el único que podía haberlo ayudado, estaba ausente en una expedición. Con él presente, sus asesinos no se hubieran atrevido a actuar. Él no pudo hacer frente a la traición: “Nadie es bravo en la noche”, dirá, sobre todo si está solo. 

Exaltación o alabanza de sí mismo: El difunto insiste en que cuando vivió fue un héroe poderoso. Menciona sus hazañas y victorias militares. Fue un hombre justo y nadie pasó hambre cuando él regía los destinos de Egipto. 

Acerca del conocimiento de los dioses: Nos habla de la relación entre el rey y las divinidades. Él lo conoce todo. Es el Señor del Todo. 

Amenemhat legitima a su hijo como sucesor: Nos dice la revelación, literalmente, que “Mis ojos te contemplan…, junto al pueblo del sol, que está adorándote”. “Soy yo quien te ha dado la tierra a ti…” 

Llama la atención el hecho de que Amenemhat I, primer soberano de la dinastía XII, tuvo un acceso al poder que no está claro del todo. A eso parece referirse la Profecía de Neferty, texto que predice que en unos tiempos futuros en que imperará el caos, el país saldrá adelante gracias a la llegada de un nuevo rey, llamado Ameny, que se piensa que sería realmente una apología del acceso al trono por parte de Amenemhat I. Es decir, con la supuesta profecía, que sería realmente un texto propagandístico, se pretendería legitimar la llegada al poder de un rey en un entorno temporal complejo y del que no se conoce que estuviera emparentado con nadie de la familia real anterior. 

Ahora, cuando supuestamente ha muerto el rey, en un complot palaciego del que poco sabemos, este se dirige a su hijo para, igualmente, legitimarle en su función real. Este es el motivo de que quien habla no sea Amenemhat I en cuanto hombre, sino que está hablando, desde el más allá, en cuanto divinidad en la que se ha transformado al morir. 

Esta idea de legitimar a su hijo en el trono queda plasmada en el siguiente fragmento del texto: 

“Mira (le dice a Senuseret I, que ya es rey), el crimen sucedió cuando estaba sin ti, sin que aún se hubiera enterado la Corte de que yo te iba a entregar (el poder), y sin que aún me hubiera sentado (entronizado) contigo, de forma que te pudiera aconsejar…” 

Hemos de pensar que este texto hubo de ser escrito en tiempos de Senuseret I, que pretendía legitimar su acceso al poder (al haber sido reconocido por su padre como heredero) en unos tiempos conflictivos en los que este, incluso, había sido asesinado. 


Sátira de los Oficios 

Se trata de un texto de tipo reflexivo que se remonta también a los tiempos del Reino Medio (comienzos de la dinastía XII) y en el que se ensalza la figura del escriba. 

Amenemhat I, tras los tiempos caóticos del Primer Periodo Intermedio, se tomó especial interés en la reconstrucción de los cuadros y servicios administrativos de Egipto. Las fuentes de la época nos han transmitido que ese aparato administrativo, tan brillante en los momentos del Imperio Antiguo, había quedado destruido. Tanto los almacenes centrales como las cortes de justicia o el catastro habían sufrido los momentos de crisis que el país había padecido, y los escribas y funcionarios, atemorizados, habían huido abandonando sus puestos. 

En la decisión del nuevo rey de situar la corte en Ittaui, cerca de Menfis, hubo de influir que en su entorno era donde estaban los pocos funcionarios que se habían mantenido, ya que hacía tiempo que la monarquía heracleopolitana había sucumbido. Desde allí, Amenemhat habría de promover un importante esfuerzo propagandístico para conseguir que una nueva generación de escribas se incorporara a prestar sus servicios con vistas a la reorganización que pretendía llevar a cabo. Es en este contexto en el que surgirán dos obras con las que se quería atraer a los egipcios a la carrera funcionarial. De un lado, la denominada Suma o Kemyt, en la que se incluían aspectos tanto de tipo general (normas de prudencia en la conducta del escriba, por ejemplo), como otros contenidos más prácticos (fórmulas de escritos, modelos de correspondencia, etc.). 

El otro texto que surge en estos momentos es la denominada Enseñanza de Jety también conocida como Sátira de los Oficios. En ella el autor se dirige a su hijo, e indirectamente a los futuros funcionarios, para hacer una alabanza de la profesión de escriba que comparará con otros oficios que son valorados de manera negativa. Lo cierto es que, a pesar de la clara intencionalidad de la obra, no debemos infravalorar la importante función que los escribas, y en general los funcionarios, desarrollaron en la historia de Egipto. Su minuciosidad y su eficacia administrativa no pueden sino ser alabadas. 

En la Sátira de los Oficios un individuo de nombre Jety lleva a su hijo Pepy a la Residencia, escuela de escribas, para que sea iniciado en esa profesión, que piensa que es la mejor que un hombre puede ejercer. En el texto el autor describe otros diversos oficios, siempre con tintes claramente desagradables haciendo incidencia en su penosidad, dando luego diversos consejos al futuro alumno que en su profesión de escriba habrá de gozar de independencia y de felicidad. Veamos, a modo de ejemplo, las críticas que se hacen a algunos de esos otros oficios, en la versión de Serrano Delgado (1993, pág. 221): 

“He visto al herrero en su trabajo, a la boca de su horno. Sus dedos son como garras de cocodrilo, y apesta más que las huevas de pescado…” 

“Los dedos del fogonero están sucios. Su olor es el de los cadáveres. Sus ojos están inflamados por la intensidad del humo…” 

“El alfarero ya está bajo tierra, aunque aún entre los vivos. Escarba en el lodo más que los cerdos, para cocer sus cacharros. Sus vestidos están tiesos de barro, su cinturón está hecho jirones…” 

El autor describe en términos similares otras muchas profesiones (carpintero, campesino, joyero, barbero, albañil, jardinero, zapatero…). Después de esa presentación negativa de los distintos trabajos, en la que es frecuente la presencia de elementos satíricos, el padre terminará presentando a su hijo las ventajas del oficio de escriba y le ofrecerá diversos consejos que habrán de ayudarle en el futuro en el desarrollo de su trabajo: “Mira, no hay una profesión que esté libre de director, excepto el escriba. Él es el jefe. Si conoces la escritura te irá mejor que en las profesiones que te he presentado”. 

Parece que gracias a textos como esta Sátira de los Oficios Amenemhat I habría podido reclutar a los hombres que le eran necesarios como funcionarios, algo imprescindible para poner en marcha la reforma administrativa que deseaba llevar a cabo. 


Enseñanza para Merykara 

Se compuso por escrito, también, en el Reino Medio, destacando en ella los elementos de tipo reflexivo. La persona que habla es un rey, que se dirige a su hijo y heredero. 

Tanto en esta enseñanza como en la que antes vimos, de Amenemhat I, “un rey muestra a su futuro heredero la dureza del oficio de monarca, sus sinsabores y responsabilidades, con temas como, entre otros, la soledad del poder, la naturaleza egoísta y vil de los seres humanos o la relación entre la divinidad y el ser humano, temas universales y que aún hoy se muestran plenamente vigentes” (Borrego Gallardo, 2015, cap. 5, pág. 7). 

El texto nos remite a las dinastías IX y X (Primer Periodo Intermedio), aunque se compuso en el Reino Medio. Se nos dice que el rey debe actuar siempre en base a la ley y la moral, no por decisiones puramente impulsivas o emotivas. Los temas tratados serían: 

-Sobre el rey y la divinidad. 

-Sobre la necesidad de hablar con sabiduría, seguir las enseñanzas de los antepasados y vivir de acuerdo con la Regla de Maat. 

-Sobre la vida en el más allá: el juicio de los muertos y la necesidad de contar con una tumba apropiada. 

-Exaltación del rey, que es quien brinda la alegría al mundo. 

-De la necesidad de cuidar a quienes te apoyan y de no admitir a los violentos que pretendan enfrentarse a ti. Se debe ser fuerte con ellos. 

Reproducimos algunos pasajes de esta enseñanza, en la versión de Borrego Gallardo (2015, cap. 5, documento 5.3): 

“Se hábil de palabras… La lengua es la espada del (¿sabio?)… 

Imita a tus padres y a tus antepasados. Mira, sus palabras quedaron fijadas en los libros. Abre, lee y copia (su) sabiduría… 

(En cuanto) al Tribunal que juzga a los miserables, sabes que ellos no son benignos en el día de juzgar al malvado, en la hora de cumplir con su tarea. Es terrible que el acusador sea un hombre de conocimiento. No pongas tu confianza en la duración de los años, pues ellos ven el tiempo de la vida como una hora. El hombre puede permanecer tras la muerte, pues sus acciones se colocan junto a él como un tesoro, y la existencia allí es eterna. Estúpido es quien hace que ellos (los jueces) se irriten. Y respecto al que llega a ellos sin haber cometido faltas, quedará allí como un dios, yendo libremente, como los señores, eternamente. 

Engrandece a tus nobles, promueve a tus (soldados), enriquece a los jóvenes que te siguen… 

Mira, un rey es un señor de alegría. Relájate y duerme en tu poder. Sigue a tu corazón… 

Un heredero miserable sería mi desgracia… 

Haz (hermosos) tus monumentos para el dios; este hace vivir el nombre del que lo hace… 

Haz espléndida tu mansión en el Occidente… 

Las cualidades del que es recto de corazón son aceptadas frente a la ofrenda de un buey del pecador…” 


El libro de las Tareas del visir 

Existen discrepancias sobre si este texto fue compuesto a fines del Reino Medio o en los inicios de la dinastía XVIII, ya en el Reino Nuevo. En todo caso se ha identificado reproducido en diversas tumbas de visires de esa dinastía, como en la tumba de Rejmira. 

En este libro un rey cuyo nombre no se menciona se dirige a su visir en el momento en que este va a ser investido en el cargo. Se trata, en esencia, de que el nuevo visir conozca sus funciones, para que sea capaz de cumplirlas de un modo justo. 

Algunas de las cuestiones que se tratan en este texto serían (hemos consultado la versión de Borrego Gallardo, 2015, cap. 5, documento 5.6): 

-Detalle del protocolo del visir cuando va a escuchar alguna petición. El libro es muy minucioso en la regulación de esas audiencias. 

-Se le brinda información acerca de la condición de las distintas fortalezas existentes en el Doble País. 

-Se le hace saber que el visir tiene que estar enterado de todo lo que entra o sale de la Casa del Rey. 

-Debe ser informado por los superintendentes y los policías de aquellos asuntos que requieran su atención. 

-Se regula el protocolo de la relación que cada día debe mantener con el rey. “Todos los asuntos están bien y en orden –le dirá-. Cada funcionario me ha informado de ello.” 

-El visir no debe consentir que nadie tenga control sobre su juicio cuando está actuando en el ejercicio de sus funciones. Ningún oficial puede decidir si se golpea a alguien como castigo sin consultar con él. 

-Se regulan las relaciones entre el visir y sus oficiales y mensajeros. 

-El visir tiene el control de las parcelas agrarias y de sus lindes (que pueden modificarse con ocasión de las crecidas del Nilo). 

-Es él quien efectúa el nombramiento de los funcionarios, que deben informarle de la evolución de los asuntos cada cuatro meses. 

-Igualmente, es él quien controla todos los movimientos del ejército. 

-Tiene también el control de la tala de árboles, apertura de canales, etc. 

-Es responsable del control fiscal del territorio, para lo que se sirve de un ejército de escribas del catastro. 

-Debe ser informado puntualmente de las crecidas del Nilo y de diversas cuestiones de tipo astronómico. 


Libros de sabiduría del Reino Nuevo 

Buena parte de los Textos de Sabiduría fueron confeccionados, según hemos tenido ocasión de comentar, en los tiempos del Reino Medio, cuando se intentaba superar los momentos turbulentos que había vivido el país en el Primer Periodo Intermedio. 

En el Reino Nuevo lo usual es que sean copiados los textos que habían sido escritos por los sabios del Reino Medio, si bien sabemos que surgieron algunos nuevos libros que se caracterizarán por contar, en palabras de Borrego Gallardo (2015, cap. 5, pág. 9): “con un tono algo más cercano al de los Proverbios y el Eclesiástico del Antiguo Testamento”. 

Algunos de estos nuevos libros que surgen ahora serían: 


1)Máximas de Any 

Se ha fechado en la dinastía XVIII y se nos ha conservado en el Papiro Bulaq 4 así como en varios ostraca y en el Papiro Chester Beatty V. 

En el texto, Any se dirige a su hijo y le brinda consejos acerca de como debe conducirse en su vida, así como su relación con la divinidad, la familia, etc. Todo sugiere que estaríamos ante personajes pertenecientes a la clase media, posiblemente escribas, y no ante altos personajes de la corte. 

Llama la atención el epílogo del libro, que ofrece algunas notas singulares en el sentido de que Any se pregunta que ocurrirá si sus consejos no son seguidos por su hijo y el texto no llega, por tanto, a tener utilidad. El hijo le alegará que algunos de los preceptos son de difícil comprensión y, por tanto, difíciles de ser entendidos y practicados. 


2)Enseñanza de Amenemope 

Está datado en el Tercer Periodo Intermedio y se conserva su texto en el Papiro BM EA 10474. Copias parciales se han identificado en un ostraca, en otro papiro y en varias tablillas. 

En este caso, llama la atención que se han identificado correspondencias con el libro bíblico de los Proverbios. Todo sugiere que Amenemope habría sido la inspiración de ese texto del Antiguo Testamento. En palabras de Borrego Gallardo (2015, cap. 5, pág. 10): “los Proverbios parecen ser en los treinta dichos entre los pasajes 22.17 y 24.12 un resumen de los treinta apartados en los que se divide el texto egipcio”. 


3)Libro de las Prohibiciones 

Se conoce parcialmente gracias a varios ostraca. En el texto quién habla advierte de todo aquello que no debe hacer alguien que quiera ser considerado una buena persona. Abarca diversos ámbitos de la vida. 

Veamos en la versión de Borrego Gallardo (2015, cap. 5, documento 5.8) los consejos que brinda el autor del libro acerca de las relaciones que se deben tener con los vecinos: 

“No debes ignorar a tus vecinos en los días de su necesidad, (pues) ellos te arroparán en el (momento de necesidad)… No debes hacer una fiesta sin tus vecinos, (pues) ellos darán vueltas para ti (baile funerario), de luto, el día del entierro… No debes ser testarudo peleando con tus vecinos…” 


A modo de epílogo 

Los antiguos egipcios sintieron admiración por los hombres que habían escrito en otros tiempos estos textos sapienciales que hemos venido comentando. Los autores eran recordados como hombres sabios y sus consejos debían ser recordados. No debían caer en el olvido. 

El Papiro Hierático del Museo Británico nos brinda una bella alabanza de estos hombres sabios, la magia de cuya palabra todavía nos alcanza hoy cuando leemos sus escritos. Ellos se fueron, pero sus obras se han mantenido en el tiempo, y los egipcios ya fueron conscientes de ello: 


“Los escribas llenos de sabiduría, desde los tiempos 
que vinieron después de los dioses, 
y cuyas profecías se realizaron: 
Sus nombres duran eternamente… 

No han proyectado dejar detrás de sí, como herederos, 
a hijos de su carne, que conservaran su nombre; 
han puesto por herederos 
a los libros y enseñanzas que han escrito. 
De los libros han hecho sus sacerdotes, 
de la paleta del escriba han hecho su hijo bienamado: 
sus enseñanzas son sus pirámides, 
la pluma era su hijo, 
la tablilla su esposa… 


¿Ha habido un hombre semejante a Ptahhotep? 
Los sabios que predecían el porvenir, 
lo que salía de su boca se realizaba. 
Se descubre que una cosa es un proverbio, 
Y que se encuentra en sus escritos. 
Incluso cuando han desaparecido, 
Su poder mágico alcanza a todos los que leen sus escritos.” 


Las ideas de actuar con mesura y prudencia, saber escuchar, saber reflexionar, dejarse guiar por el corazón y obrar siempre de acuerdo con la Regla de Maat nos remiten a un mundo de creencias en el que llama la atención la sutileza que siempre impera. Si sus instrucciones eran seguidas, la vida sería más fácil para los hombres del valle del Nilo y es que como afirmaba Jety a su hijo Merykara: 

“(La vida) en la tierra pasa. No es larga. Afortunado aquel de quien se guarda un (buen) recuerdo… Practica la Maat y perdurarás sobre la tierra…” 





BIBLIOGRAFIA 

BORREGO GALLARDO, Francisco L. (2015): Literatura y cultura escrita en el Egipto antiguo, Curso de la Universidad de Murcia. 
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